domingo, 30 de noviembre de 2008

CÁSATE CONMIGO




Nunca me lo han pedido, la verdad. Y tampoco se lo he propuesto a nadie. Pero creo que, como todo el mundo, he fantaseado sobre mi propia boda. Igual que me he imaginado un posible (e improbable) suicidio o en asistir a mi propio funeral. Como hizo Tom Sawyer en una de las escenas más divertidas que Mark Twain escribió.

La culpa de mi infortunio se debió al hecho de que una de mis mejores amigas me entregara su ramo de novia después de su boda. Aquel ramo se convirtió en mi desgracia hasta que me deshice de él sin contemplaciones. Cada vez que abría el cajón donde lo guardaba, su triste visión me recordaba que mi boda nunca llegaría.

Una vez al año mi madre bajaba del estante de un armario, una enorme caja de cartón blanco -allí guardaba se vestido de novia- con la intención de lavarlo. Y cuando estaba lavado, seco y planchado mis hermanas y yo siempre le hacíamos la misma petición, mamá, ¿nos lo podemos probar, por favor? Buscábamos un espejo para contemplarnos y discutíamos sobre a quién de nosotras tres le sentaba mejor el vestido. Y sigo pensando lo de entonces: ¡A mí!

El haber visto tantas películas me ha llevado a pensar que si un día me casara, (algo que pongo en duda a estas alturas de mi vida) mi boda sería como la de Robert de Niro y Liza Minnelli en New York New York:
Es de noche y está nevando. Despertamos a un juez de paz y a su mujer, que ofician la boda en pijama. Pero qué importa la estrambótica visión. Somos jóvenes, somos felices y nos queremos.

Otra posible boda sería como la de Rock Hudson y Doris Day en Pijama para dos:
Me despierto en una habitación que no reconozco. Seguramente estoy en un hotel. A mi lado duerme un tipo al que odio. Viste la parte inferior de un pijama a rayas. Y descubro con horror que yo llevo puesta la parte superior del mismo pijama. En uno de mis dedos hay una alianza y acabo de recordar que ayer por la noche bebí demasiado.

¿Y si estoy a punto de celebrar mi segunda boda, pero realmente con quien quiero casarme es con mi primer marido, del que ya estoy divorciada? Pues ahora sería Katharine Hepburn y él Cary Grant en Historias de Filadelfia.

Pero vuelvo a la triste realidad. Al final he aceptado que siempre seré como Bette Davis en La extraña pasajera. Eterna amiga, tía, invitada, pero nunca la novia en una boda.


Post inspirado por El Paseante, que a su vez inspiró a Violette, a M. y a Rita. Paso el relevo.

viernes, 28 de noviembre de 2008

LA MANZANA




Dicen que el mundo está en guerra. Ayer, mientras el mundo estaba en guerra, yo tendía ropa, preparaba un té, compartía una manzana con mi perro, y me fumaba un cigarrillo al sol. Me extrañó que el mundo estuviera en guerra y yo fuera tan feliz. Me acordé del diálogo de Casablanca: El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos.


¿Debería avergonzarme?

jueves, 20 de noviembre de 2008

LA EFÍMERA



“Esto ocurría en junio, en la época de la mosca del pescado, cuando, como todos los años, la ciudad se cubre de tan efímeros insectos”.
“-Están muertas, sólo viven veinticuatro horas. Salen del huevo, se reproducen y la palman. Ni siquiera comen. –Y tras estas palabras metió la mano en la espumosa capa de bichos y trazó sus iniciales: C.L.” Las vírgenes suicidas.

Cuando leí Las vírgenes suicidas, de Jeffrey Eugenides, pensé en hacer un post sobre el suicidio. Pero me asusté, porque hablar del suicidio es un tema demasiado delicado. Lo comenté con mi hija, y le planteé el tema y de cómo lo trataría. Le pregunté si ella alguna vez había pensado en el tema. Me contestó, como todos, supongo.

¿Existe una persona en el mundo que no se haya planteado alguna vez en quitarse la vida? Alguien que hubiera sido siempre completamente feliz, tan apegada a la vida que nunca lo hubiera pensado…

“Dentro, conocimos a chicas a las que nunca se les había ocurrido quitarse la vida”

Cuando alguien decide suicidarse, siempre hay alguna acusación de cobardía. O de valor, pienso yo.

“Desde diferentes caminos, con ojos de colores diferentes o con diferentes movimientos de la cabeza, todos habían descifrado el secreto que conduce a la cobardía o al valor, lo que quiera que sea. Y las hermanas Lisbon siempre estaban delante de ellos. Se habían matado por nuestros bosques moribundos, por los manatíes que mutilaban las hélices cuando se asomaban para beber de las mangueras de los jardines, por montañas de neumáticos viejos más altas que las pirámides. Se habían matado por la imposibilidad de encontrar un amor que ninguno de nosotros ha encontrado jamás. Al final, la tortura que había destrozado a las hermanas Lisbon indicaba una renuncia razonada a aceptar el mundo tal como se les concedía, tan lleno de defectos”

Hoy ha sonado el teléfono mientras dormía. Era mi hermana B.
-Hoy me ha llamado A. para contarme una cosa. ¿Estás sentada?
-Estoy tumbada –he contestado con los ojos cerrados.
-¿Te acuerdas de aquella chica que…? Pues se ahorcó con su propia bufanda.
-Seguramente le faltó amor –es lo único que se me ocurrido contestarle.

He continuado con los ojos cerrados tratando de recordar a esa chica. Quizás escuchar esta canción de Todd Rungren que ilustra este post, le habría salvado de la desesperación. Ojalá hubiera sonado en el momento de su decisión, como en una escena de una película con una buena banda sonora…

“O si alguna vez necesitas una razón para sonreír
Y pasar la noche si crees que debería
Piensa en mi”

Me hubiera gustado que Iduard, antes de cerrar su blog, hubiera escuchado esta canción.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL FUTBOLISTA


ECOS INDISCRETOS:

“Que el Barcelona se preocupa de la cantera lo pone en evidencia otro hecho:
Ayer probó en la en Las Corts, a un nuevo jugador. Se trata de M. el interior del A. que al parecer es un muchacho que lleva mucho fútbol en su cuerpo.
Un físico magnífico, espigado, rápido…Los directivos del A. que vinieron con ese jugador, al terminar la prueba dijeron al muchacho:
-Parece que has gustado, noi.
-¿Por qué?
-Porque mañana tienes que venir a entrenar nuevamente.
M. será un buen elemento para el Barcelona.”

Hoy es el cumpleaños del futbolista. Cumple 77 años. Como no le he regalado nada, he pensado en escribirle este post, que espero no lea nunca. Más que nada porque soy poco dada a la demostración de afecto. Prefiero demostrar mi cariño hacia las personas de manera poco habitual. Una hija cariñosa le hubiera besado por la mañana, le habría felicitado y tendría un regalo comprado con días de antelación. Mi regalo ha durado dos años. Le he acompañado en todas sus visitas al oncólogo, silenciosa y atenta a las palabras del joven doctor. Buscando información sobre el cáncer que le afecta y su tratamiento. Armándome de una paciencia de la que carezco. Mirando de subirle el cuello de la chaqueta a la salida del hospital para evitarle un resfriado inoportuno. En definitiva, cuidarle lo mejor que he sabido.


Este mediodía he dedicado dos horas a leer recortes de prensa deportiva. Son fragmentos de crónicas futbolísticas, de partidos de fútbol que transcurrieron hace muchos años…”Interior derecha, temperamental, decidía partidos comprometidos con genialidades, pero era sereno en momentos difíciles como en el lanzamiento de penaltis, faltas y corners. Tocaba la pelota con un efecto y una gracia impresionantes, regateaba como un malabarista y hacía pasadas a los pies de sus compañeros de manera que sólo quedaba rematar a portería…Pude calibrar su gran calidad y puedo hablar también de su humanidad: era amigo de todos. Pero dentro del campo se transformaba, era una inquietud permanente para los defensas del equipo contrario” escribía un periodista deportivo.


He mirado las fotos de sus álbumes con curiosidad. En ellas remata, dibla a jugadores contrarios, celebra éxitos, baja de un avión y saluda a la cámara, le entregan medallas por sus méritos deportivos. Hay una muy divertida. Va vestido con el traje oficial de su equipo y si miras bien la foto, observas que fue capaz de salir a pasear por el centro de una ciudad con zapatillas a cuadros de andar por casa. Era despreocupado y desinhibido. Pero la que más me ha gustado es una: en ella hay una pareja joven sentada en el suelo. Ella mira a cámara y sonríe. Hay esparcidos recortes de periódicos y los están pegando a un álbum. Son mis padres.


Me sé de memoria todas sus anécdotas relacionadas con el fútbol. Un día, mi madre fue a ver un entrenamiento. Se sentó en una gradería acompañada de un libro, esperándole. El entrenador, llamado HH, preguntó a un jugador quién era la mujer. El jugador no supo contestarle. Pero mi padre respondió: es mi novia.
Invirtió su primer sueldo como futbolista en ella. Un precioso anillo de prometida, que muy pocas mujeres han poseído. Cuando mis hermanas y yo éramos pequeñas, siempre le decíamos: Déjanos probar el anillo, mamá. Su efecto era tal, que embellecía esas manos aniñadas y de uñas roídas.
Mi padre tiene y ha tenido unas piernas largas y poco musculosas. El masajista que les atendía acababa pronto su trabajo con él. A su lado estaba Laszy, esperando un masaje para mantenerle en forma, después de una de sus largas noches…


Hay muchísimas más, pero este post se alargaría demasiado y no me gustaría aburriros.

Me he preguntado qué es lo que realmente cuenta en esta vida. ¿Los logros de una persona? ¿Sus éxitos? ¿Sus fracasos? Y he llegado a una conclusión: El mejor y más logrado éxito de mi padre en esta vida, fue casarse con mi madre. El haber tenido cuatro hijos y que éstos a su vez, les dieran a mis padres el mejor regalo que podrían tener en esta vida: tres nietos, dos niños y una niña. Quién sabe si uno de estos tres niños llegará a tener en su día, la magia que mi padre poseía con el balón…

domingo, 2 de noviembre de 2008

ROSAS PARA EMILY


A rose for Emily es una canción de The Zombies. Habla de Emily. Ella cultiva rosas en su jardín y los enamorados se las roban para regalárselas a sus enamoradas. Pero nunca hay rosas para Emily.
Ayer me hicieron un regalo. El cuadro que ilustra este post. Son rosas pintadas expresamente pensando en mí. Me emocioné tanto cuando lo ví...Que cuando llamé al pintor para agradecérselo, me temblaba la voz. Nunca me he sentido más querida como ahora.
Estas rosas nadie me las podrá robar, por mucho que los enamorados entren en mi jardín...
 
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