lunes, 20 de diciembre de 2010

LA ATRAPASUEÑOS


Ocurrió hace aproximadamente un mes y medio. Ya había anochecido y yo cosía una labor en el sofá, con la cabeza de Bruc sobre mi falda. Levanté un segundo la vista y vi cómo una sombra se movía en la terraza. “Imaginaciones tuyas”. Pero me inquieté. Me levanté y fui a ver. “Bruc, sal fuera y echa un vistazo”. El perro ni se movió. “Va, cobardica, sal” pero él continuó durmiendo. Encendí la luz de la terraza y ella aprovechó para colarse dentro del piso.
-Joder, hace frío aquí fuera. Has tardado en abrir…-dijo temblorosa.
Era ella. Desde el mes de mayo que no tenía noticias de ella. Vestía un jersey negro y unos pantalones ceñidos del mismo color. Parecía un gato.
-Has tardado en regresar. Pensé que ya no volverías –contesté a modo de reproche.
-¡Bah! Sabes que siempre acabo volviendo. Y más ahora, que se acerca la Navidad. Por cierto, das asco. ¿Te has mirado en el espejo?
-Tú también.
-Es que si tu adelgazas, a mí me ocurre lo mismo. Prepárate un té. Y líate un cigarrillo.
-Tendrá que ser una infusión. Elige entre frambuesa o melocotón. Ya no puedo beber té ni café. Por el insomnio…
-Lo que prefieras tu –contestó sentándose en el sillón colonial.
Me coloqué frente a ella dejando la infusión sobre la mesita auxiliar roja. Lié un cigarillo y lo encendí. Si yo exhalaba humo, ella hacía lo mismo.
-¿Qué te cuentas? –intenté entablar conversación, como si nada hubiera ocurido.
-Lo he pasado bien estos meses sin ti. Seguro que tú me has echado de menos, va, confiesa…
Encogí los hombros.
-Te echaba de menos en la playa. Se hace extraño caminar y no ver tu sombra reflejada en la arena. Pero ya me había acostumbrado. ¿Qué has estado haciendo?
-Me he dedicado a atrapar sueños. ¿Sabes a qué me refiero?
-Sé lo que es un atrapasueños. Un artilugio con cuentas y plumas que se cuelga en la cuna de un bebé y le protege de las pesadillas.
Me explicó que, cuando se cansaba de dar tumbos, buscaba una casa que le llamara la atención desde la calle. Entraba por una ventana y buscaba una habitación donde hubiera un niño. Se acostaba junto a él y velaba su sueño. Si la criatura lloraba, ella le soplaba en la oreja y volvía a dormirse plácidamente.
-Te sorprenderías si supieras en qué sueñan los niños…No siempre me acostaba junto a un bebé –empezó a reírse sin parar.
-Estás loca. Lo puedo imaginar.
Ella ignoró mi comentario y prosiguió.
-A veces, no encontraba ninguna cuna. Entonces buscaba por las habitaciones una cama vacía para descansar. Un dia presencié una discusión entre una pareja de jóvenes. Se acostaron juntos dándose la espalda, intentando hacer ver que dormían. Yo me puse entre los dos, disimulando mi risa y empecé a acariciar la nuca de ella con mi mano derecha. La mujer se hizo la despistada y me dejó seguir. Después, con mi mano izquierda le acaricié la espalda a él. Los dos se giraron y empezaron a besarse, buscando la reconciliación. Tuve que dar un salto y me escabullí.
-Te quedaste mirando, ¿a que sí?
Ella se tapó la cara con las manos y siguió riendo.
-Me quedé un momento, luego me fui al sofá. Cuando supe que habían acabado de hacer el amor, volví junto a ellos y me acosté. Esperé a que se durmieran y abracé al chico.
-Cómo eres…¿A quién importunaste más?
-¿Qué me pediste la última vez que me alejé?
-Que te pegaras a la sombra de lo que quise…¿Lo hiciste?
Me contó que un dia andaba aburrida y se dedicó a perseguir a las palomas de la gran ciudad. A una de ellas le arrancó una pluma y tuvo una idea. Le buscó, dio con él y se coló en su piso mientras él tendía la ropa en el balcón.
-No sigas –dije enfadada.
-Seguro que te mueres por saber cómo está.
No contesté y seguí con mi labor. Después de unos minutos, la curiosidad me pudo.
-¿Qué hiciste con la pluma?
Volvió a reír.
-Me acercaba a él por detrás mientras trabajaba. Me agachaba a su lado y le pasaba la pluma por la nariz hasta que conseguía que estornudara. Luego él decía en voz alta: “cachis, he vuelto a resfriarme…”
-¿Y qué más?
-A veces me aburría y me acostaba. Le esperaba leyendo algún libro. Cuando por fin venia a la cama, le miraba hasta que él conseguía conciliar el sueño. Sacaba la pluma y me dedicaba a acariciarle.
-Haces que me avergüence de ti…
-¿Por qué? Cuando él tenia pesadillas le soplaba en la oreja y se calmaba. Yo era su atrapasueños….
-Bueno, ya seguiremos mañana. Estoy cansada –me froté los ojos y me levanté del sofá.
-¿Puedo dormir contigo?
-Haz lo que quieras, pero no saques la pluma.
Ya en la cama, se abrazó a mí. Sonreí. Me echaba de menos, lo sé.
-La próxima vez no te coseré a mis pies. Usaré pegamento extrafuerte y te quedarás siempre conmigo.
-Olvidas que existe el disolvente.
La sombra bostezó largamente y se durmió. Aquella noche yo fui su atrapasueños.

jueves, 16 de diciembre de 2010

SAVI VILATRISTA


Avui ja en tinc prou de cosir. Tampoc he fet massa cosa, però el què he fet ha valgut la pena. Després de dinar, fent un café i fumant un cigarret, m’he dit: avui res de migdiada, eh? Sí, he de treballar. Però fa fred i el llit em crida…S’hi està tan bé…I Bruc em mira per saber si m’aixeco i enfilem junts el passadís. Abans li faig un petó al setter. Ell ja ha agafat el son, tapadet amb la manteta. Quin parell de gossos malcriats que tinc…un al sofà i l’altre dins el llit, amb mi. Dorm, mixeta, dorm. No hi ha perill, sembla que em digui.

Demà farà un any que vaig veure per última vegada al savi Vilatrista, llest, capficat. Feia tan de fred com avui, però jo estava contenta. Feliç.

-Com estàs? Li vaig preguntar aquest estiu.
-Malament, em va dir.
-Doncs ja en som dos.
-Què et passa, cuca?
-Res, que he perdut l’alegria… Tinc ganes de veure't.
-Jo també. T’estimo.
-T’estimo.

Avui fa un fred que pela, sembla un hivern com els d’abans. Afanya’t, que no queda temps. Deixe’m de buscar els errors. A vegades la pifiem i caiem en fals. I se’ns estreny el cor.

Em pregunto per què no ens estimem més. No et preguntis tant el per què de les coses. Penses massa, em van dir aquesta setmana. Dic que sí, que sí, que no. Ara balles, ara rius. Tornes a riure? Sí, he deixat la tristesa per a un altre moment. Ara no tinc temps per a ella. Et fas la presumida? I somric.

Avui que estem tots junts, avui que estic tan dolça, podem jugar a petons. T’estimaré, demà sempre puc fer-ho més, gat amb jersei de ratlles. Ens veurem per Nadal? Vull una abraçada de les teves.

sábado, 4 de diciembre de 2010

27



27 besitos
27 abraçades
27 anys juntes
27 dies de platja
27 rialles
27 sms
27 trucades
27 t'estimo

miércoles, 26 de mayo de 2010

SEE EMILY PLAY

Hace ocho años, una calurosa tarde de mayo, una persona me entregó a Bruc en una cajita de cartón. Así, cuando él sólo contaba con diez días de vida, me convertí en su madre adoptiva. Aprendí a darle el biberón, luego pasamos a las papillas, le enseñé a caminar a mi lado, algo de educación, en fin, como una madre cualquiera.

Hace siete años me inspiré en él para crear a Bruquet. Me pasé toda una tarde jugando con retales, cosiendo y bordando para que, después de unas horas de trabajo, mi Bruc de carne y hueso se convirtiera en un muñeco para Lluís. Cada vez que me sentía triste, me iba a jugar, como una niña. Y de cada tarde de juego salía un nuevo Bruquet. Como yo no podía mantenerlos a todos les buscaba un hogar, para que la persona que los adoptara se sintiera un poco más feliz. Ahora disfrutan de su compañía niños y adultos que no han dejado de serlo: Javito, Nil, Oriol, Lidia, Cinta, Joan, Ada, Yvonne, Aina, Paula, Paloma y Mara. Pronto se unirán Rita y Miquel para jugar con ellos.

Yo me quedé con una parejita, Mary Kate y Luigi. Al principio se peleaban, se enseñaban los dientes si uno se acercaba más de lo necesario al plato de comida del otro, se robaban las pelotas de tenis que Javito me regalaba para ellos y las escondían debajo del sofá…Con el paso del tiempo aprendieron a convivir y creo que se han enamorado. ¿Que cómo lo sé? Pues porque hace una semana me despertaron unos llantos de bebé. Me levanté medio dormida y no podía creer lo que veían mis ojos. Mary Kate había dado a luz a una camada de preciosos perritos de trapo en el sofá y a su lado estaba Luigi atendiéndola, orgulloso de ser padre. Los cachorros han salido con lo mejor de ambos. Unos con las orejas a cuadritos, divertidos y juguetones como su madre. Otro más serios y tranquilos, igualitos que su padre. Y ahora, como Mary Kate es primeriza, no se aclara con todos. Y Luigi se pasa la noche acunando a los pequeños y cantándoles canciones para que se duerman. Con tanto trajín en casa, Bruc y yo estamos pensando en mudarnos. Pero luego reflexiono y pienso: ¿no sería mejor que alguien adoptara a los pequeños? Así yo volvería a jugar tranquila y Bruc dormiría a gusto en el sofá que antes le pertenecía y que ahora ocupan los cachorros. Y dejarían de tirarle de las orejas…

jueves, 29 de abril de 2010

30 D'ABRIL




“Desde entonces me pregunto siempre cuáles son las invisibles relaciones que determinan nuestra vida, y qué hilos las unen.” W.G.Sebald

Sempre he pensat que la meva vida la dirigeix algú, segurament el meu Creador. A les seves mans, sóc una nina de fusta, i les meves mans i els meus peus estan lligats amb una mena de cordes invisibles, que ell mou com vol. Em va posant coses i persones al meu davant. Si estic perceptiva, li faig cas. Atenta a tot el que posa davant dels meus ulls. Així és com creo coses maques que m’ajuden a viure. Escric, dibuixo, cuso gossets de roba que un dia em donaran sort i canviaran la meva vida, com una persona em va dir un dia.
Divendres passat esperava un amic per anar a dinar. Mentrestant, matava el temps mirant els llibres que estaven exposats en una petita llibreria de Gràcia. No compro mai llibres el dia que se suposa que se n’ha de comprar un. Però el meu Creador estava juganer i me’n va posar un al davant: Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe. Aquest autor, juntament amb Bernardo Atxaga, són els meus escriptors prefererits, els meus “números primos gemelos”. Vaig agafar el llibre i el vaig obrir per la primera pàgina. I vaig llegir la cita amb què encapçalo aquest escrit. Vaig somriure. “M’estàs temptant, oi, Creador? Vols que aquest llibre sigui meu…” I així va ser. Tenia un tresor i me’l vaig amagar a la bossa, per llegir-lo quan arribés a casa. Hi vaig trobar aquest fragment:

“En esa misma zona, entre Ondarroa y Mutriku, se ubica el barrio de San Jerónimo. En el otoño de 2005 escribí una columna titulada “San Jerónimo”. En ella contaba cómo, adolescente, fui con mis padres a la romería del barrio del mismo nombre. La fiesta se celebra el 30 de septiembre y todos los años llueve. Por eso los del pueblo le llaman “San Jerónimo, el santo meón”. El caso es que, en aquella ocasión, acudí con mis padres porque en la plaza tocaba Kaxiano, el acordeonista ciego. En la entrada una mujer me ofreció una carta, como al resto de chavales. La mujer tenía dos barajas y a los chicos nos repartía de una y a las chicas de la otra. Cada uno debía bailar con quien tuviera su misma carta. ¡Qué agobio! Sin poder soportar la vergüenza, tiré la dichosa carta en un rincón y al final no bailé con nadie.
Siempre me preguntaba quién sería aquella chica a la que dejé plantada con mi misma carta. Si habría encontrado el verdadero amor o, si desde entonces, aún estaba esperando a que apareciera su pareja de baile.
Eso era lo que contaba en la columna.
El artículo se publicó en otoño del 2005. Una noche de aquel invierno Nerea se acercó y me dijo, “yo era la chica que en aquel San Jerónimo tenía tu misma carta”.
Desde entonces no nos hemos separado”.

Quan vaig llegir aquest fragment, vaig tancar el llibre i vaig tornar a somriure. M’havia donat la idea per a aquest escrit que he titulat “L’as de diamants”:


Ara us contaré la història d’un home i una dona. Un 30 d’abril de fa dos anys, cadascun va agafar una carta d’una baralla, a molts kilòmetres de distància l’un de l’altre. La dona va mirar la carta, era l’as de diamants. La va guardar. L’home va fer el mateix. Va agafar una carta i va coincidir. Era l’as de diamants. I la va guardar.
El 4 de juliol es van trobar. Ella duia la carta amagada a la butxaca. Ell també. No se la van ensenyar. Tenien por. Durant dos anys es van anar veient. Sempre amb la carta amagada, no fos cas…
Alguna vegada, ella treia la carta i li ensenyava. Però ell amagava la seva. De vegades era ell qui treia la carta, i ella amagava la seva. En aquests dos anys, ella va anar creixent al seu costat. Un dia se la veia riallera. D’altres, trista. Uns dies estava imaginativa, efusiva, feliç. D’altres, apagada, distant, infeliç. A ell li passava el mateix.
Avui fa dos anys que es coneixen, i mantindran la seva amistat fins que un dels dos estripi la seva carta i li enviï a l’altre, trencada. Voldrà dir que tot el que hi havia entre els dos s’ha acabat. Però el que no saben és que, encara que la carta estigui trencada, cadascuna de les dues parts en formarà una de sola. L’as de diamants.
Us diré que la dona sóc jo. Permeteu-me mantenir el nom d’ell en secret.

viernes, 12 de marzo de 2010

44 VIOLETAS IMPERIALES

La primavera ha venido y yo sé porqué ha sido.

martes, 9 de febrero de 2010

TERESA


Años después, María aún se acuerda de Teresa. Y se pregunta por qué hoy ha decidido romper su promesa, al contaros quién le escribía las cartas de amor para aquel novio de cabellos dorados como los de ella, que montaba en bicicleta.

Hace tiempo, las dos niñas sentadas en aquel patio umbrío, se complementaban. Una era rubia y la otra morena. Aún tenían cuerpos de niña, cuando en sus compañeras de colegio ya se adivinaba el cambio de la adolescencia, aquel camino sin retorno al que ninguna de las dos quería adentrarse. Comían las aceitunas que doña Anita, la abuela de Teresa, la niña rubia, guardaba en aquel palomar olvidado.
María, la niña morena, sacó un paquete azul del bolsillo delantero de aquel uniforme gris que tanto odiaba.
-Mira. Hoy fumaremos, como mi abuelo.
-¿De dónde lo has sacado? –preguntó Teresa.
-De un cajón de la salita. Mi abuela lo guardó y yo lo encontré.
El abuelo de María, Juanito, había muerto unos días antes.
-¿Le echas de menos?
María se encogió de hombros.
-Sólo sé que por las noches, antes de dormirme, aún lloro. En silencio, para que mis hermanas no sepan que soy una llorona.
Teresa cogió un cigarrillo y lo miró, preguntándose como lo encenderían. Pero María, como había hecho con los cigarrillos, también había robado una caja de cerillas de la cocina. Prendió un cigarrillo, como había visto miles de veces hacer a su abuelo, y tosió.
-Es asqueroso. ¿Cómo podía gustarle tanto?
Doña Anita apareció como por arte de magia junto a ellas y las reprendió.
-¿No sabes que esto mató a tu abuelo? –dijo enojada.
María enrojeció y quiso desaparecer de la vista de aquella mujer menuda de moño blanco. Apagó el cigarrillo en la tierra de una maceta y lo hundió en ella.
Antes de irse, la mujer se dirigió a su nieta y le dijo:
-¿Le has contado a María que te cambian de colegio? Teresa no progresa y sus padres han decidido que estudie interna en el Betania. –Continuó la mujer mirando a la niña morena. Después recogió el paquete de cigarrillos del suelo y lo escondió en el bolsillo de su delantal.
-No sufras, tu abuela no se enterará de lo que has hecho. Pero que sea la última vez que os veo fumar. ¿Habéis merendado? –se marchó sin esperar respuesta. Luego regresaría con dos bollos de leche y chocolate, como hacía siempre.
-Si te cambian de colegio, ¿ya no nos veremos más? –María rescató el cigarrillo enterrado, lo volvió a prender y se lo pasó a su amiga.
-Los fines de semana, sí. Sólo permaneceré interna de lunes a viernes. Hoy me ha besado. –A Teresa le brillaban los ojos.
María abrió los suyos.
-¿Da asco?
-No, es agradable. Mira, haz como yo. –Teresa acercó la parte interna de su antebrazo a su boca, cerró los ojos y se besó. María siguió su ejemplo.
-No he sentido nada.
-Es que no es lo mismo, es diferente. Un día lo sabrás. –Contestó Teresa confiada.
-Yo jamás dejaré que me besen. –María sabía que transcurrirían años antes de que eso pasara, si es que llegaba a suceder algún día.
-Y si hueles a tabaco como ahora, no pasará nunca. –Teresa rió al ver la expresión avergonzada de su amiga-. Me ha mandado otra carta.
-Déjame ver. –María cogió el papel doblado que su amiga guardaba en su carpeta y lo desplegó. Empezó a leer-. Coge un papel en blanco y escribe lo que te voy diciendo.
María pensaba en un amigo imaginario. En cómo sería querer a alguien y en qué le diría. Suspiró y comenzó a dictar. Su amiga Teresa escribía con esfuerzo, sacando la puntita de la lengua, como una alumna aplicada. Cuando terminaron la misiva, la leyeron en voz alta y se dieron por satisfechas.
-Le gustará. –concluyó Teresa. –Me dijo que escribía muy bien. ¿Qué pasaría si se enterara de que no soy yo quien le escribe?
-Nunca lo sabrá. Será nuestro secreto, no temas.
Doña Anita regresó con la bandeja de la merienda y las dos niñas se sentaron en la mesa de madera. Comieron calladas, contemplando las plantas que la abuela de Teresa cultivaba.

Años después, María aún se acuerda de Teresa, de su amor por las plantas que más adelante convertiría en su profesión. De su alocado setter inglés que tenía flatulencias aromáticas. De sus cinco hermanos rubios como ella. De su casa junto al canal. De aquellas tardes en la cocina preparando la merienda. De su primer club de amigos y de cómo se fueron distanciando. Y se pregunta por qué hoy ha decidido romper su promesa, al contaros quién le escribía las cartas de amor para aquel novio de cabellos dorados como los de ella, que montaba en bicicleta.

miércoles, 3 de febrero de 2010

FUEGO EN EL CUERPO


Un día, años antes de que un vell amic se casara, su madre se encontró con la mía y le dijo: me hubiera gustado que una de tus tres hijas se hubiera casado con mi hijo. Por suerte para él, encontró a alguien que le quiere y que le ha dado a sus dos hijos, una guapa y simpática niña y un niño, el bullicioso Ferran.

Cuando empecé con la historia de Dash y Lilly, creé un personaje, Joseph Shelf, el magnate de la isla donde trancurre parte de la acción. Nadie se ofrecía, hasta que un vell amic me lo pidió. Se lo di de inmediato. Me pareció perfecto, aunque el magnate Shelf y él tengan pocas cosas en común. Dentro de unos días aparecerá el nuevo protagonista.

A veces, mi amigo me manda un correo electrónico. Me pide que le avance acontecimientos. Me pregunta cómo será, si matará a alguien. Y yo le adelanto parte de la trama. Ha creado una banda sonora para Dash y Lilly. Iré incorporando sus temas según vaya publicando los capítulos. Y es que yo relaciono a mi amigo con la música y las canciones que nos preparaba cuando venía a buscarnos para salir. Cuando subíamos al coche, normalmente y privilegios de ser mayor, mi hermana B. se sentaba al lado del conductor. Yo subía detrás. Mejor para mí. Un vell amic nos decía: ¿estáis preparadas? le daba al interruptor del equipo de música y nos descubría una canción. Me gustaban aquellos momentos. Como es de apariencia tranquila, su conducción era suave. E iba guiando el auto por aquella carretera de la costa, plagada de clubes de alterne iluminados y palmeras. Yo me arrellanaba en el asiento trasero y oía la canción con los ojos cerrados, o mirando el mar. No recuerdo que fumáramos en su coche…Diría que no.

Sólo le he visto una vez nervioso. Fue en el cine, viendo Fuego en el cuerpo de Lawrence Kasdan. El encuentro del abogado protagonizado por William Hurt con la mujer fatal, Katherine Turner. El helado de ella derritiéndose, la camisa empapada de sudor de él, el calor sofocante de Florida…La escena de pasión que concluía en una bañera de agua helada a la que ella iba añadiendo hielo…Aquello resultó insoportable para mi amigo y… encendió un cigarrillo en el mismo cine. Mi hermana y yo nos quedamos boquiabiertas ante su reacción. Creo que aquel pitillo ha sido el más relajante de su vida.

Y es que, como le dije, para mi un vell amic será ahora y siempre aquel abogado cegado por la pasión, siempre será el William Hurt de mi vida.

domingo, 31 de enero de 2010

HISTORIAS DE EMILY


Este año, la revista Blogger ha elegido a Emily para hacerle una entrevista. Celebra sus tres años en la comunidad de Blogville. Nos recibe en su ático con una vista espectacular, ofreciéndonos un desayuno en la terraza. Antes de cruzar la puerta, nos advierte que su perro, un precioso teckel bicolor, no es de fiar. Nos aconseja que le ignoremos, como así hacemos.

-Antes de todo, Emily, felicidades por estos tres años. He repasado el mes de enero de 2009 y me llama la atención un post, Una mujer incómoda
-Bueno, preferiría no hablar sobre él. –Contesta contrariada -. Si pudiera, borraría aquellos dos primeros meses del año pasado. Pero eso ya es historia y de todo se aprende, como diría mi amiga la bruja…

Pero insisto. Hay un post muy enigmático, La Reina de las Nieves

-Sí, contaba un sueño que tuve. Recuerdo que no conseguía quitarme el frío de encima. Viví con la Reina de las Nieves una temporada…
-Me llama la atención un post, Hay que vivir. ¿Acaso perdiste interés por la vida?
-Fue un post muy comentado. Como he dicho, arrastraba un frío enorme y estaba como ensimismada. Me levantaba de la cama y vivía por inercia, sin ilusión. Hasta que un buen amigo me mandó un listado de las cosas que tenía y por las que se supone tenía que vivir. Se lo agradecí. De alguna manera, me abrió los ojos.
-En febrero publicaste Love for Sale, el relato de una mujer que decide vivir una experiencia, la de ser prostituta por un día. Cuéntanos.
-Sí, lo recuerdo con cariño. La idea surgió durante un desplazamiento hasta el hospital donde trataban a mi padre de su cáncer. Había mujeres en la autovía que vendían su cuerpo un día que nevaba. Me pregunté si algún coche pararía si me pusiera un día en la carretera como hacían ellas. De una conversación con un amigo, surgió la segunda parte y luego la tercera. Gustó a mis lectores y me pidieron que continuara. –Emily sonríe. Enciende un cigarrillo, parece nerviosa.
-Pasemos a marzo. Volvemos a un post muy misterioso…
-¿Te refieres a Aguas de marzo?. Lo publiqué el día de mi cumpleaños. En él, el Creador me cita en un bar para hacer balance de mi vida. Me reprocha mi actitud frente a ella y me ofrece cinco años más de vida si le demuestro que no se equivocó al elegirme.
-¿Y se equivocó?
-Bueno, estoy en ello. Espero no defraudarle.
-Celebraste la primavera antes de tiempo…

Ríe antes de contestar.

-Te quiero, es primavera de nuevo, te quiero. Una tarde que ya avanzaba la primavera, por el sol y la temperatura, sonó una canción de Cole Porter: I love you. Sentí ganas de bailar y bailé.
-Como en esas películas en blanco y negro que tanto te gustan, como dijo Violette…
-Sí, el cine es muy importante en mi vida. Hablé sobre el amor; sin él la vida no tiene sentido. Aquel 16 de marzo, di carpetazo a una historia que me hizo sufrir. –Sus ojos chispean unos segundos, pero luego sonríe.
-En abril decidiste callar. ¿Porqué?
-Me había quedado sin palabras y callé. Mi sombra me abandonó, se aburría a mi lado. Por suerte, decidió volver junto a mí. Hubo muchos comentarios de protesta y de apoyo. Aquello me animó, mis lectores me echaban de menos…
-En junio se percibe un cambio. Háblanos de Sexual Healing.
-Ja, ja. Recuerdo que conducía (volvía de una visita del hospital, esta vez me tocaba a mí) y en la radio sonaba Sexual Healing. Pensé que lo que realmente necesitaba para recuperarme era una completa cura sexual. Mi delgadez y mi apatía desaparecería si ingresaba en una residencia ficticia llamada El final feliz. Si existiera dicha residencia, no le faltarían clientes…
-En julio un post titulado El fantasma se despide. ¿Acaso vives con un fantasma?

Vuelve a reír antes de contestar. Parece más relajada y enciende otro cigarrillo.
-Ahora ya no. Me vine a este ático con mi perro. Dicen que en él vivía un fantasma que hacía la vida imposible a los que allí habitaban. Pensé que si el fantasma se enamoraba de mí, me dejaría en paz. Lo conseguí y me dijo adiós en una carta muy emotiva. Pero me prometió venir a buscarme el día que me muera. Así lo espero…

Me atrevo a preguntarle si ahora es feliz, al menos lo parece.
-Sí, completamente feliz. –Contesta, mientras sienta a Bruc en su regazo.
-En agosto sorprendes a tus lectores con un cuento erótico, El vestido negro.
-La culpa es del Veí de Dalt. Buscaba colaboraciones para su blog en forma de cuento subido de tono. Me animé y lo escribí. Ahora me acuerdo de una tarde en la playa, y las risas de mi hija mientras me ayudaba a corregirlo. Ese mismo mes lo emitieron en un programa de radio, Calents i contents. Aquello me animó a seguir escribiendo. Me llamaron Emily, la blocaire calenta, jaja.
-Háblanos de Blogville crepuscular
-La historia de este post vino de un comentario mío en el blog Turó Parc. La idea era que los habitantes de Blogville que estuvieran solos en su vejez, vivieran juntos en una residencia modélica. Les gustó y me temo que al final, acabaré siendo residente en ella si no le pongo remedio.
-En octubre tres post. Uno sobre tu impulsividad, un fragmento de El cielo y tú muy misterioso, y la cuarta y última entrega de Love for sale.
-Sí. Mis ocasionales impulsos me han creado más de un disgusto. En El cielo y tú, la película de Bette Davis y Charles Boyer, hablo sobre aquellos instantes de felicidad que desearíamos no acabaran nunca, que fueran eternos y que nos ayudan, pasado un tiempo, al recordarlos.
-En noviembre surge una idea, la de Dash y Lilly. Y un post de homenaje a Wendy, la perra de su hermano.
-En noviembre, como tú bien dices, murió Wendy. La recordé con un post, divertido y a la vez, sentimental. Y escribí el primer capítulo de lo que acabaría siendo un blog paralelo al de Emily. En Pentimento, introduje a Lillian Hellman en Blogville. Animada por el Paseante, creé Dash y Lilly. Pedí a mis lectores que se buscaran un personaje y aquí estoy: escribiendo un capítulo cada quince días con la ayuda del Paseante.
-Tus lectores están entusiasmados…
-Sí, sin ellos no soy nada.
-Llegamos a diciembre. Se te ve feliz y animada.
-Ya he dicho anteriormente que soy feliz y la idea de Dash y Lilly me anima a seguir escribiendo. El listón está muy alto, pero continuaré. Nunca dejo algo que he empezado, a medias.

Emily bebe té y lía otro cigarrillo.

-Por último, qué deseas para este año que justo acaba de empezar.
-Poco. O mucho. Seguir como hasta ahora y que la inspiración no me falte.
-¿Te arrepientes de haber creado un blog?
-No, eso nunca. Hay quien desprecia ese mundo. Lo de los blogs y todo lo demás. Pero yo ya no contemplo mi vida sin ellos dos.
-¿Deseas añadir algo más antes de concluir esta entrevista?
-Nada. Agradecer a los lectores que siguen conmigo, saludar a los nuevos y esperar tener cosas interesantes que contar…

Emily se levanta para despedirnos. Le agradecemos el tiempo que nos ha dedicado y el desayuno que nos ha ofrecido. Nos acompaña hasta la puerta con su perro en brazos. Al final no ha sido tan fiero con nosotros como nos había advertido, aunque el fotógrafo que me acompaña ha temido en alguna ocasión por el estado de su calzado.

-Suerte con Dash y Lilly.
-Gracias.

jueves, 28 de enero de 2010

PARA SALINGER, CON AMOR Y SORDIDEZ

Who wants flowers when you're dead? Nobody.

sábado, 23 de enero de 2010

NUESTRA NIÑA DE ORO YA ESTÁ AQUÍ


Estos días una mujer anda ocupada preparando maletas, papeles y buscando un regalo para él. A principios de febrero volará a un país de nombre impronunciable para conocer a su hijo. Un día, una pareja se amó. La consecuencia de aquel encuentro acabó en un orfanato. Sus amigas la esperaremos impacientes mientras cosemos una colcha de patchwork para el niño, que aún está por decidir.

Estos días, después del terremoto de Haití, miles de niños han quedado sin padres. Con suerte, se reunirán a los miles de niños que ya esperaban unos padres nuevos para que les cuidaran. Si yo fuera el Creador, buscaría una mujer para cada niño, y cada uno de ellos tendría su propia colcha.

Estos días, concretamente el lunes, una niña llegó a este mundo para alegrarnos un poco la vida. Como decían en un cuento, nuestra niña de oro ya está aquí. Le costó nacer. Esperaba que su tía Emily acabara la colcha de retales que le ha cosido. Ahora, papá y mamá oso, junto a su osito y a Ricitos de oro la arroparán por las noches. Cuando crezca un poco le contaré el cuento. De momento ya le he cantado las mismas canciones que aprendí para sus dos primos. Hay una de especial. La cantaba la iaia Carmen. A mi bisabuela no le gustaban los niños. Tuvo tres hijos, nueve nietos y once biznietos. Y de todos esos niños, me contaron que solamente a mí me cogía en brazos. Parece ser que me dormía acariciando el lóbulo de su oreja mientras me cantaba en catalán:

“Jose és molt fea si la mireu a les fosques,
pareix una maçaneta, tota pleneta de mosques.
Però Jose és molt guapa si la mireu a la llum.
Pareix una maçaneta, collida del mes de juny…”

Los adultos somos engreídos creyendo que salvamos a los niños. Ignoramos que son ellos quienes nos salvan a nosotros. Hace trece años, Javito nos alegró la vida. Después llegó Paula, nuestra ricitos de carbón. Luego nació Luigi. De él sí que puedo decir que me salvó la vida. Me obligó a permanecer en la tierra cuando yo ya tenía otros planes. Ahora se les ha unido Cinta, la niña de oro. Y vendrá otro niño, un garufa como su padre. Lo sé.

El doce de marzo, el Creador me volverá a pedir una cita. Le preguntaré porqué nunca me ha mandado a esa niña morena que espera en el limbo. Pero como le conozco, me contestará: paciencia, Emily. Para ti tengo otros planes…
 
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